Rafael Hinojosa

Descripción

«Son las dos de la madrugada. Silencio absoluto. Oscuridad total. O casi. Sólo la luz de un candil ilumina la escena. Sobre un lecho descansan un hombre y una mujer. A su lado, el artilugio que tanto esfuerzo y sacrificio les ha costado. Es una máquina para producir cartón ondulado en rollo. En ella se observan las huellas del tiempo y de la falta de uso. No obstante, se entremezclan rodamientos oxidados con piezas de fabricación reciente, como si alguien con mucha tenacidad se hubiera obstinado en recomponerla, en darle de nuevo la vida. De repente, la calma se quiebra. La pequeña bombilla que pende del techo se enciende sin previo aviso, sin nadie que accione su interruptor. El hombre, Rafael, no se sorprende. Con los ojos entrecerrados se levanta, y apenas unos segundos después, lo hace su mujer, Delfina. Ella enciende el motor, mientras él busca el papel. Pueden arañarle unos minutos más al sueño hasta que la máquina está de nuevo lista para ponerse en marcha. Rafael y su mujer tienen muchos deseos por cumplir y no van a desfallecer ahora. La máquina se activa y el trabajo vuelve a ser incesante. Es 1944. España produce menos energía eléctrica de la que necesita y los apagones se suceden. Más de 70 años y 3 generaciones después, Hinojosa factura 300 millones de euros anuales. Y pervive con los mismos valores: esfuerzo, tesón y determinación».